A finales del verano de 1936, los sublevados franquistas dominaban gran parte de la Andalucía occidental. Partiendo desde Sevilla a principios de agosto, sus columnas invadieron Extremadura con el objetivo de enlazar con las fuerzas sublevadas en el norte, que ya habían llegado hasta Cáceres. Acto seguido, se dirigieron hacia Madrid. El rápido avance del ejército de Franco, entre los meses de agosto y noviembre, dejó atrás una zona ocupada, pero, ciertamente, poco protegida, en las provincias extremeñas.