La limpieza del hogar es una tarea fundamental para garantizar un espacio saludable y confortable. A menudo, nos esforzamos por mantener cada rincón impecable, desde las encimeras hasta los suelos, pero existen zonas que a veces pasan desapercibidas, como las juntas de los azulejos, los rodapiés o las persistentes manchas amarillas que aparecen en el interior del inodoro. Estas últimas, aunque no suponen un riesgo para la salud, pueden resultar antiestéticas y dar una impresión de falta de higiene. Afortunadamente, existen soluciones efectivas y sencillas para combatir este problema sin recurrir a productos químicos agresivos.