Corría 1991 y la Comisión Europea advirtió a la Junta de Andalucía de que podría perder los fondos europeos si no ponía coto a la utilización excesiva de los acuíferos que alimentan las marismas de Doñana. ¿Le suena familiar, lector? A la petición se añadieron organizaciones internacionales protectoras del medio ambiente.